
Que un dia fueron futuro se abraza a mis hombros y se recuestan conmigo. Me miran y apagan sus ojos envejecidos, en mi cualtrecha impaciencia y mi incansada inquietud. Los acaricio con nostalgia y los beso con la tristeza arrugada de un ramo desflorado, abandonado en la esquina mojada de cualquier calla. Ahora nada me detiene, cada mañana, salgo a la vida con todos mis paraguas cerrados, sin temer si el cielo parió un dia gris, o si el viento se empeñará en levantar la falda de mis miedos. Yo salgo … Salgo y tiendo mis pupilas recién despiertas al sol momo sábanas baldeadas, tendida en la cuerda infinita del horizonte, azotadas por la brisa lejana de cualquier mar de Julio dejandome llevar, sin saber dónde dará comienzo, el principio de todos mis finales.
(Leha)